La isla Marion, la mayor de las dos islas del Príncipe Eduardo, podría considerarse la joya de la corona insular sudafricana. Hogar de unas 28 especies de aves marinas reproductoras, el destino de estas especies se ve amenazado por los ratones domésticos invasores (Mus musculus), que no sólo depredan la vegetación y los invertebrados, sino también los huevos, los polluelos y las aves adultas que anidan.

En abril de 2017, en el crucero de BirdLife Sudáfrica (BLSA) ¡Flock at Sea AGAIN! el profesor Peter Ryan, de la Universidad de Ciudad del Cabo, anunció que BLSA lanzaría pronto una ambiciosa iniciativa de recaudación de fondos. El objetivo: erradicar el ratón doméstico de la isla de Marion. El éxito de este proyecto podría evitar eficazmente la extinción de 18 especies de aves marinas, incluida una cuarta parte de la población de albatros errantes del mundo, el mayor ave marina del planeta, que se reproduce en Marion.

El anuncio del profesor Ryan se produjo después de mostrar a la audiencia el ya infame vídeo en el que unos ratones se comían vivos a un polluelo de albatros. Ya se había hablado de restaurar la isla de Marion, pero éste fue el primer gran paso de lo que en su momento se consideró una tarea bastante sencilla: recaudar el dinero suficiente para financiar el proyecto. Recuerdo perfectamente las multitudes de personas que acudían al mostrador de información del barco para comprometerse y apadrinar una (o más) hectáreas de la isla Marion. Un simple donativo de 1.000 R/Ha proporcionaría la financiación necesaria para comprar el cebo y, de este modo, allanar el camino para salvar a las aves marinas que crían en la isla. A continuación se creó un sitio web de financiación colectiva y los fondos empezaron a llegar poco a poco. También se consiguieron algunas donaciones importantes, lo que nos permitió pasar a la siguiente parte del proyecto…

En 2018, se contrató al experto en erradicación neozelandés Keith Springer para que se dirigiera a la isla de Marion y elaborara una propuesta de proyecto y planes operativos para poner en marcha el proyecto. Estos se completaron y presentaron a finales de 2018, pero aún quedaba un largo camino por recorrer. Se celebraron reuniones entre el Departamento de Medio Ambiente, Bosques y Pesca (DEFF) y la BLSA, y se dio un pequeño impulso a la recaudación de fondos. Se inició el proceso de establecimiento de un Memorando de Entendimiento (MdE) para el proyecto Marion Libre de Ratones (MFM) entre estos dos socios clave. Este documento esbozaría el contrato entre las dos partes y formalizaría las responsabilidades de cada una. Pero los grandes engranajes giran lentamente, y se hizo evidente que si queríamos garantizar el éxito de este proyecto, tendríamos que ir más despacio y dar los pasos necesarios dentro de un sistema ya existente.

Mientras tanto, se seguía colaborando con el Programa de Restauración de la Isla de Gough (GIRP) de la Royal Society for the Protections of Birds (RSPB), y el personal tanto del DEFF como del BLSA estaba aprendiendo muchísimo sobre lo que supondría llevar a cabo un proyecto de este calibre. Sin embargo, en febrero de 2020, la pandemia de Covid-19 se hizo muy real y el mundo comenzó a paralizarse lenta pero inexorablemente. La RSPB tuvo que tomar la inmensamente difícil, pero responsable, decisión de posponer el GIRP de su lanzamiento previsto en mayo de 2020. Tras el anuncio de la decisión, pareció haber una calma colectiva, y una oportunidad para que los miembros de BLSA y DEFF volvieran a evaluar. La decisión de aplazar el GIRP repercutiría en el calendario previsto para el proyecto MFM, pero en cierto modo fue un golpe de suerte, ya que nos dio la oportunidad de analizar de forma real y crítica lo que se había logrado hasta la fecha y de asumir la enorme cantidad de trabajo que aún quedaba por hacer. Así que, en ese sentido, fue necesaria una pandemia mundial, y una reevaluación general de las prioridades de muchas organizaciones, para que el proyecto MFM recibiera finalmente el impulso y la atención que necesitaba para volver a ponerse en marcha.

Quedó claro que la fecha prevista para el proyecto Marion en 2021/22 ya no era viable y se decidió trabajar para llevar a cabo la erradicación en el invierno austral de 2023. El Memorando de Entendimiento de MFM fue priorizado para su finalización y firmado oficialmente por DEFF y BLSA en mayo de 2020.

Al igual que muchas otras organizaciones, el efecto de la pandemia de Covid-19 tuvo y seguirá teniendo un grave impacto en los flujos de financiación. La BLSA decidió ser proactiva en este sentido y comenzó a planificar las contingencias para aprovechar al máximo el tiempo que le ha sido «regalado» por el aplazamiento del GIRP. Esto llevó a BLSA a convocar una reunión con altos funcionarios del DEFF y otros colaboradores clave del proyecto. Un resultado importante de esta reunión fue la creación del Comité de Gestión de MFM. Este comité, formado por personal de nivel directivo de BLSA y DEFF, supervisará la revisión y la aplicación final del proyecto y los planes operativos.

El comité de gestión se reúne periódicamente y está ultimando el presupuesto del proyecto, abordando cuestiones como la bioseguridad en curso y reconociendo la importancia de una estrategia de comunicación bien planificada y gestionada. En la actualidad, la mayor parte de la carga de trabajo se reparte entre el personal existente en BLSA y DEFF y cada reunión supone nuevos retos, pero también nuevas ideas y éxitos.

Para ejecutar el proyecto dentro de los plazos previstos, es esencial designar un gestor de proyectos dedicado al proyecto. El comité de gestión ha concluido recientemente la elaboración de una manifestación de interés y la publicación del puesto de gestor de proyectos, y estamos convencidos de que se nombrará a un candidato adecuado para este puesto tan exigente como gratificante. El candidato comenzaría idealmente a principios de 2021 (antes del viaje anual de relevo a Marion en abril-mayo de 2021), y se anima a los solicitantes a visitar https://www.birdlife.org.za/who-we-are/vacancies/ para ver y solicitar el puesto; la fecha límite es el 30 de septiembre de 2020.

Así que quizás, allá por 2017, fuimos ingenuos al pensar que el proyecto MFM estaría mucho más avanzado de lo que está ahora. Pero lo que hemos perdido en tiempo, lo hemos compensado con creces en aprendizaje y experiencia. Y aunque la «estaca en el suelo» de 2023 no es una certeza, los que están actualmente involucrados en el proyecto están poniendo todo su empeño en asegurar que el proyecto esté listo para salir entonces. Pero, como se nos recuerda a menudo, un proyecto de este calibre es una oportunidad única. La preparación es la mitad de la batalla ganada, y cuanto más tiempo dediquemos a asegurarnos de que estamos lo mejor preparados posible para la tarea, mayores serán nuestras posibilidades de éxito. Podemos marcar una gran diferencia en la conservación de esta especie y de otras especies de aves marinas, a nivel mundial, si lo hacemos bien.